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Sesión extraordinaria del Comité de Representantes, en conmemoración de los Treinta años de la Suscripción del Tratado de Montevideo 1980
Palabras del Canciller de la República Oriental Del Uruguay, Luis Almagro Lemes, en la Sesión Extraordinaria del Comité de Representantes de la ALADI, Realizada en Ocasión de celebrarse el Trigésimo Aniversario de la Suscripción del Tratado de Montevideo Tm80
08/12/2010

Acá hubiera sido muy largo saludarlos a todos, darles la mano, pero en realidad nos conocemos, y todos están vinculados a esta Casa y a este proceso de integración, y todos han ido sumando a los trabajos anteriores.

Yo quiero reconocer algunos de los grandes nombres que ha aportado Latinoamérica a este proceso de integración. El otro día casi todos ellos fueron repasados y vuelto a repasar, así que no vamos a hacer la enumeración correspondiente. Sí quiero decir que alguien que salió de esta Casa ha sido mi mejor profesor en esta carrera diplomática, que señalaba el Señor Secretario General, y yo quisiera en este momento, en esta ocasión de celebrar los cincuenta años del proceso de integración, agradecer todo el conocimiento que me supo transmitir, la experiencia de vida y la experiencia profesional del Embajador Juan José Real, que también supo ser Secretario General de ALADI; definitivamente mi mejor maestro.

Cuando uno ve estos procesos de integración que cumplen cincuenta años, no quiere ser -ni debe ser- nostálgico. Llevan mucho tiempo, y van quedando obras y vamos sumando esfuerzos. Queda siempre mucho por hacer, nunca estamos en una etapa óptima y siempre nos falta mucho más.

Nosotros nos hemos puesto, entre los pilares de nuestra gestión de política exterior, el tema Integración como uno de los principios fundamentales que deben regir la misma. El trabajo que se realiza aquí en la ALADI es definitivamente también una piedra muy importante pavimentando este camino.

Todo este proceso hoy nos encuentra con unas condicionantes muy particulares en la economía mundial. Nos encuentra en un proceso donde se suceden crisis financieras y económicas.

Primero fue Estados Unidos, últimamente fue Europa, y todos ellos, de una manera o de otra, con la expansión de Asia, como señalaba el Secretario General, constituyen elementos nuevos, con que tenemos que lidiar y tratar de reafirmar nuestros procesos.

Por la crisis financiera que tiene como epicentro Estados Unidos en un principio, se toman medidas que impulsan mayores gastos, fundamentalmente, impulsan planes de estímulos, los cuales dieron un resultado favorable. A eso se sumó también la parte que le corresponde a la República Popular China, que sostuvo de buena manera nuestro acceso a los mercados internacionales, manteniendo una optimización de los resultados de nuestras exportaciones.

Lamentablemente, cuando pensábamos que podríamos estar en un proceso de salir de los principales problemas, se sucede una crisis financiera bancaria en Grecia, con repercusiones en los demás países de Europa.

Todo este contexto internacional definitivamente nos coloca en una posición muy difícil a la hora de mantener los niveles de comercialización y de crecimiento.

Vemos, no obstante, con satisfacción, que muchos de nuestros países han sabido encontrar el mejor camino para solucionar estos temas de acceso a mercados y de política comercial que se planteaban, y generar a su vez políticas de crecimiento con distribución y con empleo.

Estos temas no son menores, y son en definitiva, por los cuales cada día nos levantamos y tratamos de encarar nuestra gestión de trabajo, pero las amenazas que existen no se detienen aquí; las amenazas de cómo evoluciona esta situación económica mundial no la podemos evaluar de una manera precisa, y no podemos decir que las soluciones están dadas.

Creo que queda mucho camino por recorrer al respecto, pero sí creo, y es algo que se ha reiterado desde que comenzó la crisis financiera, en la utilización de los dos caracteres chinos con los cuales se define la palabra “crisis”: riesgo y oportunidad. Y cada uno de nuestros países tiene que buscar la forma de fortalecer dos instancias: 1) sus procesos de consolidación de política comercial y de crecimiento; 2) los procesos de integración.

Los procesos de integración son a veces desdeñados o son vistos como que no traen todos los resultados que la sucesión de reuniones parecería que debería arrojar. Pero creo que sí, que ellos son muy importantes en la consolidación de este proceso de cincuenta años, y si repasamos lo que era antes, y lo que es ahora, encontramos notables beneficios y una enorme proyección de nuestros países en su crecimiento a través del esquema de integración.

Creo que a todos siempre nos puede ir mejor, nos puede resultar más fácil encontrar los aspectos críticos, y creo que eso también forma parte de lo que debemos hacer. La identificación de los problemas que tenemos constituye sin duda el elemento sustancial donde debemos afirmarnos para crecer.

Yo he venido un poco con la impronta del último destino que tuve; en ese destino yo veía un poco cómo era la gestión de proyectos, cómo era la gestión de gobierno, cómo se consolidaban los procesos de una manera absolutamente acelerada y rápida, con cronogramas muy precisos y con mucha eficiencia en la gestión.

Pero en cada evaluación, año a año, que se hacía, de esa realidad, había 60 páginas de evaluación: 10 páginas que referían a lo que se había logrado hasta ese momento, unas 25 o 30 páginas en las cuales se identificaban los principales problemas que se enfrentaban y dónde habían estado los errores, y otras 20 páginas en las cuales se decía lo que había que hacer para adelante.

Creo que esa autocrítica que a veces tratamos de eludir es un elemento fundamental, y que no debe ser considerada desde un ángulo negativo, sino desde un ángulo positivo. A veces, parece que aquellos que critican de alguna manera la marcha de esos procesos de integración son anti-procesos de integración, y eso definitivamente no es así. De ahí es de donde salen los mejores aportes y los puntos en que debemos corregir para avanzar.

Tenemos un trabajo difícil. Es un trabajo difícil porque como señalaba el Presidente de la República -y es un poco el esquema colonial que heredamos- nuestras colonias podían solamente comerciar con la Matriz, y luego debía volver ese comercio a otra colonia, pero no comerciar entre sí, y esa es la razón por la que, como dice el Presidente, en cada puerto importante quedó un país alrededor.

Ese punto, ese arranque, que es completamente negativo para cualquier proceso de consolidación y de amalgamiento de una identidad y definitivamente de integrarnos, ha sido duramente atacado por estos 50 años que arrancan con ALALC y siguen con ALADI; y esa fue la primera experiencia que vemos, con un coraje y una determinación de consolidar un proceso, que en definitiva, nos ha llevado por muy buen camino, y que ha servido como experiencia piloto, como escuela para los otros procesos de integración subregionales que vinieron después.

Este mal esquema de no poder comerciar entre nosotros cuando éramos colonias, y de que cada puerto construyó su país, hizo que siempre miráramos hacia afuera y miráramos hacia los otros mercados fuera de la región.

ALADI pone el hincapié en mirarnos entre nosotros y buscar complementariedades. Esto lo logra en procesos de ajuste de ALALC-ALADI, mecanismos diferentes pero que han ido dando resultados favorables - el primero de ellos es el de mirarnos entre nosotros y saber que tenemos en definitiva un destino común.

En un contexto en el cual priman las grandes potencias o los grandes bloques, países que son prácticamente continentes, como lo son Estados Unidos o China, o la Unión Europea, que son referentes, solamente países que vienen considerando políticas muy fuertes para emerger como los BRIC -China, Rusia, Brasil- que tienen un impacto cada vez más fuerte en la economía y en nuestro comercio, tienen que tener una respuesta en nuestros mecanismos de integración.

Hay algunos que naturalmente son locomotoras en este proceso de integración, hay algunos que también por ser locomotoras tienen que pagar ese precio de alguna manera, de la integración; pero no podemos simplemente actuar sobre la lógica de mirarnos a nosotros mismos, cada uno de nosotros, y considerarnos autosuficientes, por mejor o peor que estemos. Nos tenemos que acordar de la integración cuando estamos bien, cuando estamos más o menos, o cuando estamos mal.

Cada momento que pasa, aunque sea el contexto internacional más desfavorable, tenemos que buscar la medida para que este proceso nos deje mejor posicionados para el futuro.

El esfuerzo que ustedes hacen acá en consolidar día a día en sus negociaciones, en sus procedimientos, esto es fundamental, y espero que estos resultados que han sido favorables y beneficiosos en estos 50 años, puedan encontrarnos en un futuro no tan lejanos, más integrados, menos desconfiados el uno del otro, más capaces de entendernos a nosotros mismos, más capaces de entender que esto que se juega acá no es un juego “suma cero”, en el cual lo que gana uno lo pierde el otro, sino que potenciando desarrollos, acciones y resultados, todos los que estamos acá, en definitiva, podemos ganar.

Y esa es mi conclusión. En definitiva depende de todos los trabajos que se hacen en la CAN, en el MERCOSUR, en ALADI. El comercio es un factor fundamental del desarrollo. Nuestras complementariedades están ahí, las podemos encontrar.

¿Cómo nosotros potenciamos mejor, todos juntos, nuestros recursos humanos? ¿Cómo invertimos en esos recursos humanos para lograr resolver estos problemas sociales, que son en definitiva lo que nos separa del desarrollo? Porque el desarrollo es alcanzar un día un país en el cual estos problemas sean reducidos a un mínimo.

Uno de los instrumentos fundamentales es el que ustedes atacan acá, el que ustedes procuran resolver acá, generando y creando mejores condiciones comerciales entre nuestros países, favoreciendo un proceso de integración que obviamente tiene una visión más alta, y tenemos que hacer política de integración de tal manera que nos sintamos orgullosos de ella, no verla como un elemento que nos trae complicaciones o problemas, o que en definitiva nos obliga cada día a ir resolviendo una situación nueva, sino cómo podemos poner la mira más alto para que nuestras políticas nos dejen a nosotros cada vez más orgullosos, y para que la grandeza de nuestras políticas den los resultados grandes que todos nos merecemos.



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