Ha sido tan importante el discurso de la Presidenta que da la bienvenida en nombre de todos nosotros de lo que significa para nosotros este día, que voy a tener que cambiar las ideas que había pensado e intentar buscar un perfil más humano.
El Embajador Gonzalo Rodríguez Gigena me explica, como me explica tantas cosas, que en ALADI hay una bella tradición de que los Presidentes y los Cancilleres del Uruguay visiten oficialmente la ALADI.
La tradición continúa y el Presidente de la República Don José Mujica estuvo con nosotros en el seminario.
Nos aportó varias cosas; en primer lugar, su presencia nos garantizó una gran concurrencia de público, y sobre todo una enorme repercusión internacional. Hacía rato que no se hablaba tanto de ALADI. También la sabiduría de sus ideas, producto de su larga experiencia de vida; y en menor medida, pero no menos importante para nosotros, que continuaba la tradición.
La costumbre es importante en los organismos internacionales. El Brasil habla siempre primero en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Hay toda una historia de cómo surgió eso, y la costumbre se ha mantenido. Creo que en la historia de la Organización universal sólo una vez cedió el lugar para que hiciera uso de la palabra el Rey Juan Carlos de España como homenaje a la democracia restaurada en ese país, y por eso es bueno que el Ministro de Relaciones Exteriores también nos acompañe hoy, para continuar esa tradición.
En primer lugar, Canciller, porque Usted representa al Uruguay democrático, ese Uruguay que nosotros amamos. Representa una tradición internacional que se inspira en Artigas, federalista insigne, y cuyas ideas son embrión de nuestros procesos de integración, que hoy intentamos casi desesperadamente consolidar.
A veces pienso qué distinta hubiese sido la historia de América si Francia hubiese escuchado desde el Paraguay el sentir de las ideas señeras del Libertador de los Pueblos. Pero Arnold Toynbee nos enseña que no tenemos que decir cómo tenía que haber sido la historia, en su fabuloso Estudio de la Historia. Nos dice que sólo tenemos que construir nosotros cómo va a ser el futuro.
Por eso también, Señor Canciller, representa Usted al Uruguay de las instituciones que admiramos, el Uruguay de los innumerables ejemplos de solidaridad con los perseguidos de América Latina, y con el Uruguay que votó en contra de la dictadura bajo el régimen dictatorial, dándonos ejemplo a todos de cómo se sale de esos problemas, y sobre todo, también Señor Canciller, porque recibimos hoy a un diplomático de larga experiencia a pesar de su juventud.
Si leemos la hoja de vida de los cargos ocupados sería interminable, y todos estamos aquí para escuchar las palabras del Ministro de Relaciones Exteriores del Uruguay.
Hace unos días, en la culminación de ese seminario citado, decía Don Enrique iglesias que estamos asistiendo al fin del poder de occidente para que ese occidente pase a Asia, y la culminación aparente de la carrera de Canciller era su Embajada en la República Popular de China; entonces vamos a necesitar también de su sabiduría para estudiar todo este proceso nuevo que se aparece en la política mundial, aunque no estoy tan seguro de que en política internacional podamos dar vaticinios siempre ciertos.
Llega el Ministro con la aureola de haber solucionado en pocos meses un largo conflicto que nos preocupaba a todos. Por eso, y por mucho más, bienvenido a la Asociación Latinoamericana de Integración.
Gracias Presidenta.
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