 | Muchas gracias, señor Presidente. Quiero saludar de manera muy especial al señor Ministro de Relaciones Exteriores, al señor expresidente Mujica, a las señoras y señores Ministros de Estado y Subsecretarios, Presidente del Comité de Representantes, Secretario General de la ALADI, Representantes Permanentes, Embajadores, Representantes de organismos internacionales, invitados especiales y un saludo muy especial a nuestro homenajeado, don Enrique Iglesias.
En nombre propio y el de la Representación Permanente del Ecuador ante la ALADI, quiero expresar la enorme complacencia que tenemos por celebrar este acto en el cual la Asociación Latinoamericana de Integración declara Ciudadano Ilustre de América Latina al señor Enrique Iglesias, amigo cercano de cada uno de los países de nuestra región.
Son enormes los servicios prestados durante varias décadas a la región por parte del señor Enrique Iglesias, quien ha sido testigo y protagonista privilegiado de la reciente historia de América Latina y de Iberoamérica. En todas las relevantes posiciones públicas que ha ocupado, y que aquí se han resaltado singularmente, ha demostrado su vocación de servicio a las causas del desarrollo, la integración y la cooperación. Es de tal magnitud su contribución en esos esquemas de acción pública que sus obras resultan hoy invalorables y unánimemente reconocidas.
Sus actuaciones profesionales demostraron siempre un conocimiento profundo de la realidad regional y su compromiso ha sido eficientemente utilizado para la construcción democrática, el diálogo y el respeto entre los Estados.
Permítame también evocar aspectos de memoria personal para expresar el honor que he tenido de compartir tantos eventos con el amigo Enrique Iglesias. Le conocí hace muchos años en una de sus múltiples visitas al Ecuador. Luego, en Washington, cuando ejercía la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo, me correspondió como Encargado de Negocios de mi país firmar con él un importante acuerdo sobre programas de cooperación para el desarrollo. También en Roma, cuando se suscribió el convenio entre el Instituto Ítalo-Latinoamericano y la SEGIB. Igualmente, en múltiples ocasiones, durante tres años, en los procesos de preparación y celebración de las cumbres presidenciales iberoamericanas. Finalmente, en estos tiempos, en su país, escuchando en varios foros sus siempre sabios criterios sobre la realidad iberoamericana que tanto conoce. Una prueba de eso fue la intervención que acabamos de escuchar y las reflexiones que nos ha hecho.
¿Qué destaco de eso? La necesidad que él ha anunciado de renovar los organismos internacionales, de revisar los instrumentos del comercio para buscar una mejor forma de desarrollo de nuestros pueblos.
Me complace entonces, con el testimonio directo que tengo, resaltar la figura respetada y admirada de este gran ciudadano de América Latina, en este homenaje tan oportuno como justo y emocionado que le ofrece hoy la ALADI. Homenaje que esta Delegación apoyó entusiastamente desde el mismo instante en que fuera insinuado. Expreso por tanto mis más cálidas felicitaciones a Enrique Iglesias por este homenaje. Gracias. | |