...PRENSA


Incorporación del Excelentísimo señor Embajador Galo Galarza Dávila
como Representante Permanente de Ecuador.
Intervención del Representante Permanente de Ecuador, Emb. Galo Galarza Dávila
02/24/2016

Señores Representantes Permanentes y Representantes Alternos, señores Subsecretarios de la ALADI, señor Secretario General, señor Presidente del Comité de Representantes, señoras, señores.
Es realmente para mí muy emocionante y muy grato participar en esta reunión de incorporación como Representante Permanente del Ecuador ante la Asociación Latinoamericana de Integración, cuando este año 2016 cumpliré cuarenta años en la carrera diplomática y sesenta años de edad, es decir que casi tengo la edad de esta organización, que comenzó sus trabajos en el año 1960 como Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y en 1980 se transformó en ALADI. Estamos pues ante uno de los organismos de integración más antiguos de América Latina y el Caribe —reconozco el paso de los años
— que ha sabido mantenerse contra viento y marea y ha sentado bases firmes para que la tan anhelada unión de nuestros países se concrete de manera práctica y efectiva. Un organismo que ha sido, de una u otra
forma, el que ha alentado o inspirado otros procesos de integración regional.Y me permito hacer esta referencia tan personal respecto a los años transcurridos porque mi generación, que es la de muchos de ustedes,
vio nacer y crecer varios organismos de integración latinoamericana y caribeña de manera exitosa. Es más, como decía Diego, esta generación luchó por esa integración en múltiples trincheras de paz y participó también, de manera efectiva, en la solución de problemas bilaterales, paso indispensable para que se dé una integración sólida en la región. Por ejemplo, nosotros los ecuatorianos tuvimos en el siglo XX tres conflictos armados con
nuestro vecino Perú, por temas de fronteras, y hoy gozamos, gracias al trabajo efectivo de estas generaciones, de una paz que ha convertido a esas fronteras en lugares ya no de confrontación sino de desarrollo para nuestros pueblos. Cada año se reúnen los gabinetes ministeriales con los mandatarios ecuatorianos y peruanos para hacer un seguimiento estricto de esos planes y programas y contribuir así, de m
anera efectiva, a la eliminación de la pobreza, la insalubridad, el abandono de poblaciones autóctonas; al fomento de la interconectividad, el fortalecimiento de las infraestructuras y la multiplicación del intercambio comercial.Agradezco las palabras generosas de bienvenida del señor Secretario General, Carlos Alvarez, uno de los políticos argentinos más respetables y con una larga hoja de vida a favor de los procesos integracionistas latinoamericanos, quien ha sabido poner muy en alto el prestigio de la ALADI durante su gestión, y también las del Embajador Diego Tettamanti, dilecto amigo con quien precisamente en estos últimos
años, cuando desempeñábamos las funciones de Subsecretarios para América Latina y el Caribe, en nuestras respectivas cancillerías, nos tocó encontrarnos muchas veces en esas trincheras de paz, a las que me refería, impulsando procesos como UNASUR y CELAC ¡Quéhonor, ahora, seguir impulsando esos procesos desde la ALADI, estimado Diego
Y qu é honor tan alto, igualmente, representar en este foro al gobierno que preside Rafael Correa, un hombre de nuestra generación, él incluso más joven, que ha tomado el estandarte de la integración con todo vigor y entusiasmo. Hoy el Ecuador participa, de una u otra manera, en los más importantes sino en todos los procesos de integración regionales. Fuimos país miembro de la ALALC y después de la ALADI; fuimos miembro fundador del Pacto Andino, después convertido en Comunidad Andina de Naciones; de la Alianza Bolivariana para Nuestros Pueblos (ALBA); de la Unión de Naciones Sudamericanas, cuya sede está en Quito y que se construyó en el gobierno de la Revolución Ciudadana; de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), cuya IV Cumbre acaba de tener lugar en Quito, cuando concluyó la Presidencia Pro Témpore del Ecuador. Somos país asociado del MERCOSUR y país observador del Sistema de Integración Centroamericano y de la Alianza del Pacífico. Hacemos pues honor, vaya que se repite esta palabra, de estar en todos
estos procesos desde la Mitad del Mundo.
He leído con atención el discurso de incorporación suyo, señor Presidente, pronunciado hace unos meses, y no puedo sino apoyar entusiastamente sus palabras, cuando dijo que la ALADI no puede convertirse en una simple escribanía, donde se registren acuerdos comerciales, que tenemos que usar la imaginación y la creatividad para que esta Asociación se asiente sobre firmes bases políticas, reproyecte las
perspectivas comerciales y económicas e incluso avance en procesos de integración
cultural,
como aquel que impulsó mi antecesor el Embajador Emilio Izquierdo, quien
por cierto cumplió un excelente trabajo con el apoyo de nuestro Representante
Alterno, Embajador Gustavo Anda, quién me acompaña en esta reunión.
La integración regional, en definitiv
a, debe convertirse en la opción válida que
permita dinamizar el desarrollo de nuestros países y superar, de esta manera, las
asimetrías y la disminución de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social.
Apoyamos, por ello, la adhesión de nuevos países a la ALADI, como el caso de los
centroamericanos y caribeños. El futuro en el manejo de las relaciones internacionales
será de bloques y por ello es indispensable que nuestra región afiance sus lazos y
construya ese edificio de la integración sobre bases f
irmes.
Debemos avanzar igualmente
—yo sé que no es el ámbito de la ALADI pero es
una filosofía de trabajo de nuestro gobierno

en
la constitución de una nueva
arquitectura regional, en la puesta en marcha del Banco del Sur, de un fondo común
de reservas y un sistema de compensaciones para el desarrollo del comercio
internacional, de un observatorio de empresas transnacionales, de una moneda
contable regional
, como ahora la tenemos algunos países con el Sucre. Esto se
justifica por esa necesidad de conformar
bloques económicos de mayor dimensión que
se caractericen por tener sistemas financieros regionales y disminuir la vulnerabilidad
de nuestras economías frente a los embates del capital financiero especulativo.
Finalmente, no puedo dejar de expresar la alegría que representa para mí estar
también acreditado como Embajador ante Uruguay, un país que en muchos aspectos
y, desde hace tiempo, se ha convertido en un referente y en un ejemplo para toda
nuestra región y para el mundo, por el desarrollo de su democr
acia plena, sus
conquistas sociales, su respeto a los grupos minoritarios y su apertura permanente
para el diálogo y la concordia.
Muchas gracias queridos colegas por acompañarme esta mañana tan bella del
verano uruguay
o en esta reunión que constituye para
mí uno de los puntos más altos y
más satisfactorios, como he dicho, de m
i ya larga carrera diplomática.